El Gobierno se apresura a ofrecerle el día para hablar ante la Comisión de Economía del Congreso. ENEL y Acciona llegaron a temer que gestionara la CNMV al margen del Consejo; por ejemplo, que le diera por suspender cotizaciones o abrir una investigación. Solbes, cada vez más débil, insiste en Moncloa en que no es posible cesar al presidente de la CNMV. El Gobierno nombra, pero no cesa
Genio y figura hasta la sepultura. El presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Manuel Conthe, sólo se dirige al mundo a través de comunicados leídos. El lunes tarde apareció en unos grandes almacenes, en la presentación de la obra "La batalla por el alma del capitalismo"; el martes 17 se dejaba caer por el desayuno de la agencia Europa Press, con el alcalde de Madrid, Ruiz Gallardón, aunque no parece que el acto tuviera nada que ver con él. En la mañana del martes, se marchó sin leer comunicado alguno.
¿Qué había ocurrido entre uno y otro acto, apenas separados por 12 horas, se supone que algunas de ellas dedicada a Morfeo? Pues que Conthe y sus íntimos se habían juramentado para, ¡Oh terror de los terrores!, permanecer en el cargo hasta el final de mandato, en octubre de 2008, dentro de 18 meses.
No olvidemos que ahora sí, en el momento de gresca con el Gobierno, la razón asiste a Conthe como no le ha asistido a lo largo de su mandato. En efecto, la actuación de ENEL y Acciona, prometiendo más dinero cuando la OPA de E.ON apuraba los últimos días de suscripción, terminaría en el oprobio, si no algo peor, de sus inspiradores. Y no olvidemos tampoco que ha sido traicionado por el vicepresidente Pedro Solbes, quien de esta forma se ha cavado su propia tumba política, y ha pasado, en cuestión de días, de valedor de Conthe a enemigo jurado.
Y también lo es que Conthe se siente investido de la histórica misión de devolver la inocencia natural a la CNMV y la regulación financiera española. No olvidemos, por último, que la razón le asiste: en efecto, por mucho que se empeñen en Moncloa –y se empeñan mucho- Solbes y los juristas del Estado le han dicho que todo está atado y bien atado, y que la independencia de los reguladores consiste en que el Gobierno nombra, pero no puede cesar. Si Conthe no dimite, se queda. Los abogados se lo han tenido que recordar a Zapatero y a De la Vega, quienes no entienden cómo puede ser tan independiente un regulador, que para que Fernández Ordóñez, MAFO, fuera el gobernador de Banco de España hubo que convencer a Julio Segura –que también aspiraba al cargo- de que le cediera su puesto en el supervisor bancario y, a cambio, se le dio un puesto en el Consejo de la CNMV.
Así que no era necesario aludir a que la CNMV no depende del Congreso, ni del Gobierno. Ni del uno ni del otro: la norma es la irrevocabilidad: el Gobierno nombra, pero no cesa.
ZP tardó horas en reaccionar. De repente, las negativas a que compareciera en el Congreso de los Diputados se solucionaron, a mediodía del martes: todo el mundo supo que el día 24 Conthe comparecerá en el Congreso. Y mucho ojo con hacerle feos, porque, de otro modo, Conthe permanecerá en el cargo hasta octubre de 2008.
Por cierto, si decidiera seguir, ¿podría Conthe paralizar la OPA conjunta de Endesa por parte de ENEL y Acciona? La respuesta primera es no. El Consejo de la CNMV no es un órgano colegiado, como el Consejo de Ministros, sino que sus siete miembros tienen voto. Y ya sabemos que tanto los sebastianes como los solbistas están unidos contra Conthe. Es mas, el vicepresidente, Carlos Arenillas, pretende suceder a Conthe como presidente. Ahora bien, el presidente tiene delegadas facultades, sobre todas aquellas cuestiones que vienen impelidas por la urgencia. Ejemplo típico: suspender la cotización. De Endesa, de Acciona… o de las dos.
Nadie cree que Conthe aguanta la enorme presión que existe sobre él. Pero, por de pronto, le ha doblado el pulso a ZP, quien ha dado orden de que se le facilite su comparecencia ante el Congreso de los Diputados. A ver si así dimite. Y más vale que todos acudan a escucharle con mucho tacto y cierta unción.
Conclusión: no sólo es que España empieza a ser considerada en Europa un país de opereta. Es que, además, Solbes ha perdido todo prestigio en el Gobierno tras el asunto Conthe.