Este novedoso capitalismo está poniendo patas arriba los fundamentos de la sociedad, y no solo la occidental.
Ya no se respeta nada, y menos la propiedad privada. La demostración se extrae de sus acertadas informaciones: los directivos de los bancos y cajas, mas bien quebrados todos ellos, anteponen sus intereses personales, por mantenerse en el momio y la poltrona, a las necesidades e intereses de los propietarios, que no son ellos, sino el sufrido accionista, generalmente pequeño.
Al llamado gran capital o la plutocracia (nada que ver con el simpático perro animado) se la refanflinfan los accionistas, o propietarios, sobre todo si son muchos y pequeños.
Félix Lope