Sr. Director:

 

Si es evidente que el descontrol del deseo sexual provoca crímenes, rupturas familiares y enfermedades mentales, habrá que exigir sensatez a quienes (con sus declaraciones públicas, programas televisivos, guiones cinematográficos y campañas publicitarias) muestran la promiscuidad como un componente irremediable y encantador de la naturaleza humana.

 

Alberto Asensi Vendrell

 

albasen@ono.com