- Surge un doble debate: ¿Debe primar el derecho de información sobre el derecho a la intimidad de la persona más poderosa de Francia
- Y, ¿debe un presidente de la República querellarse contra una publicación por una información que, por otra parte, no ha desmentido
- La directora de la revista Closer justifica el reportaje: los ciudadanos tienen "derecho a saber".
- Tras separarse de Ségolène Royale, la pareja oficial de Hollande es la periodista Valéire Trierweiler.
Un nuevo episodio que reabre el debate sobre si los personajes públicos pueden tener vida privada o si, por el contrario, deben primar el derecho de información y la libertad de expresión. La revista Closer ha publicado este viernes un reportaje sobre el presunto romance que el presidente francés, François Hollande (en la imagen) mantiene con la actriz Julie Gayet.
Hollande no ha desmentido los hechos pero ha anunciado que está estudiando la posibilidad de querellarse contra la revista. Esta misma mañana, un portavoz de su confianza ha manifestado que el presidente "deplora profundamente los atentados contra la vida privada a la que tiene derecho como cualquier ciudadano".
La cuestión es: ¿el presidente de la República es como cualquier ciudadano ¿Y si resulta que mañana comienza una relación con una espía de Al Qaeda No, el presidente de la República no es como cualquier otro ciudadano. Además, ¿debe el presidente querellarse por una información que, por otra parte, no ha desmentido Si la información es cierta, ¿por qué se querella ¿Porque le han pillado Pero si considera que lo que ha hecho no está mal, ¿por qué lo oculta
Precisamente, la directora de la revista, Laurence Pieau, ha justificado la publicación del reportaje argumentando que son informaciones que se llevan comentando desde hace días y los ciudadanos tienen "derecho a saber".
Hollande, que nunca se ha casado, oficialmente mantiene una relación con la periodista Valéire Trierweiler, tras separarse de la política socialista y madre de sus cuatro hijos, Ségolène Royale. Sin embargo, la vida pública de la periodista no está siendo fácil, sobre todo en los actos protocolarios a los que acude junto a Hollande. Al fin y al cabo no es ni su esposa ni la primera dama francesa.
Pablo Ferrer