El cónsul de Sodoma, filme del director valenciano Sigfrid Monleón, es una de esas películas que la Comisión de Evaluación de películas, dependiente del Ministerio de Cultura, ha confirmado que se ve en los cines desde su estreno el 8 de enero bajo la catalogación para mayores de 13 años. Naturalmente, la polémica está servida en cuanto uno sale de la sala de cine. Lo propio es que el filme sea redirigido a las salas X, para goce y disfrute del colectivo gay. Pero la Comisión evaluadora no ha hecho caso a la presión mediática.
En su día la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos (CONCAPA) denunció la parcialidad y falta de transparencia del Director General del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), Ignasi Guardans, en la designación de la nueva Comisión de Calificación de películas cinematográficas efectuada el 10 de diciembre de 2009. Hablando en plata: el ex diputado por CiU ha hecho caso omiso de las advertencias de la CONCAPA. Además, no se sabe bien quiénes son los que se encargan de decidir cuál es la calificación indicada para cada película ni si son personas expertas del sector audiovisual.
En cualquier caso, el poder político es quien lleva las riendas en un tema tan delicado para la orientación del espectador de cara a elegir película. El caso de El cónsul de Sodoma -candidata a 5 premios Goya y que no ha recibido ningún galardón- ha sido el detonante que hizo estallar el polvorín, ya que contiene abundantes escenas de sexo explícito, además de que fue estrenada fuera de plazo, pues éste vencía el 31 de diciembre. ¿Más brown revolution?
José Luis Panero
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