En la mañana del miércoles 9, se presentaba el estudio que los laboratorios abortistas Schering realizan junto a los sociólogos del CSIC sobre el aborto. La verdad es que el estudio no era especialmente científico porque la fuente era del Ministerio de Sanidad y los últimos datos utilizados eran los referidos al año 2001, cuando Sanidad ofrece datos de 2003. Pero da igual, se trataba de mostrar la preocupación de la sociedad española sobre el creciente problema del aborto quirúrgico, para avanzar como en Estados Unidos hacia el aborto químico. A mayor gloria de la cuenta de resultados de compañías como Schering, que comercializan la píldora abortiva. Eso sí, con marchamo del CSIC, que siempre queda muy bien.
Las conclusiones del informe son bastante conocidas: abortan más las mujeres que trabajan por cuenta ajena, las que tienen empleos precarios, las solteras y las que mantienen parejas de hecho. O sea, la falta de pareja estable y comprometida ante la Iglesia y/o juzgado eleva el riesgo. ¡Bingo! La mujer se siente sola y aborta. ¿Alguna sugerencia para paliar este problema por parte del CSIC? Más: Aborta más la mujer que no ha tenido hijos que la que ya los tiene. Sobre todo, porque tiene la evidencia de lo que pasa si no aborta unos años más tarde. ¡Línea!
Lo más divertido vino tras la pregunta del redactor de la Cadena SER:
¿Existe fracaso en la política contraceptiva, habida cuenta de que los abortos crecen a pesar de que estamos sobresaturados de información?
La investigadora Margarita Salas toma la palabra: Hombre, yo no hablaría de fracaso, porque hay una clara conciencia de los hijos que se quieren tener, lo que hay que hacer es concienciar desde la escuela para cambiar la actitud de nuestros jóvenes hacia los métodos anticonceptivos. Redondo. Se niega el rotundo fracaso, la mejor forma de seguir equivocándose. Y peor: Se apela a intervenir en las escuelas.
¿Por qué no dejarán a los niños en paz en lugar de depravarles en la escuela, lugar de educación y formación?