La tensión política y las incertidumbres no suelen ser buenas para la economía. Y la economía catalana no es una excepción.
Un estudio que acaba de aparecer ha reflejado la pérdida notable de posiciones de Cataluña dentro de España desde 2005.
Desde ese año en que se aprobó el nuevo estatuto, rodeado de polémica, hasta la actualidad, la vida catalana ha venido marcada por una creciente tensión política que se está reflejando ya en la economía.
Cataluña se ha convertido desde entonces en la comunidad con más empleos destruidos y más empresas quebradas de España y al mismo tiempo donde más ha bajado el consumo y más ha subido la pobreza.
Cuidado, señores políticos catalanes, porque determinadas aventuras sólo conducen a la división social, a la inestabilidad política y al perjuicio económico.
Francisco Gombau