El Partido Popular es muy popular, no por su enfrentamiento con el PSOE sino por sus guerras civiles. Ahora, el síndrome Caja Madrid llega a Telemadrid, otro de los centros de poder, probablemente la única cadena, junto a Popular Televisión e Intereconomía, crítica con el Gobierno Zapatero.
Esperanza Aguirre, acosada por la alianza Rajoy-Gallardón-Botella -y detrás Aznar- quiere exhibir músculo y está dispuesta a cambiar a todo el mundo, incluida la directora general de Telemadrid, Isabel Linares. Precisamente Linares, que se ha caracterizado por detener la caída de audiencia que asolaba a la cadena autonómica, por tapar agujeros contables y por pergeñar unos informativos que irritan muchísimo en Moncloa, según la definición de noticia: lo que puede hacer daño a alguien. Y todo ello lidiando con los sindicatos más agresivos de todo el sector, siempre atentos a los deseos del PSOE y del sector progresista del PP, es decir, Gallardón. Pues bien, Aguirre se ha empeñado en deshacerse de Linares.
Es una batalla más -totalmente necesaria- de la batalla central por el poder en el Partido Popular. En la mañana del jueves, Mariano Rajoy, más claro que nunca, lanzaba su órdago contra la presidenta de la Comunidad de Madrid y en favor de Gallardón: Rato debía ser presidente y Manuel Cobo sería apercibido. No sea malo Manolo.
Lo de Rato tiene gracia, porque, habrá que insistir, el ex director del FMI fue el primer candidato de Aguirre para Caja Madrid. Sólo que en aquel entonces era un candidato contra Rajoy con Esperanza Aguirre a su lado, y si no se obtenía la victoria política de controlar el PP, Rato se conformaría con la consolación: Presidencia de Caja Madrid (¡Que tampoco está mal!). Sin embargo, ahora Rajoy empela los mismos términos que el dúo Cobo-Gallardón: Que se atreva Aguirre a decir que don Rodrigo no es un buen candidato.
En definitiva, todos contra Aguirre: Rajoy, Gallardón y el matrimonio Aznar-Botella. No olvidemos que cuando los concejales de Madrid se revolvieron contra las insultantes declaraciones de Cobo a El País, Botella apoyó a Gallardón y Cobo.
Eso sí, Rodrigo Rato exige un pacto interno del PP para aceptar el cargo de presidente de Caja Madrid y no acepta a Ignacio González como director general de la Caja o responsable del grupo industrial Cibeles. Y otro pacto externo con el PSOE.
Mientras, Rajoy quiere ir hasta el final: entre Gallardón y Aguirre ha optado por el alcalde, y amenaza a Esperanza, con crear una comisión gestora para Madrid, lo que supondría el fin de su carrera política.
Eso sí, la ambición de Gallardón no tiene límites así que si logra eliminar a Esperanza, no duden que su próxima petición será... la Secretaría General del PP, la sustitución de Dolores de Cospedal.
En el entretanto, Aguirre, contra las cuerdas, haría bien en no meterse en más charcos como el, absolutamente innecesario, de Isabel Linares.
Eulogio López
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