Entendámonos, como recordaba el obispo Reig, la ley Gallardón es mejor que la de Zapatero pero "sigue siendo una ley inicua".
Ahora bien, el proyecto de ese grandísimo cínico que es el ministro de Justicia ha conseguido la aquiescencia de muchos católicos y de muchos provida. Recientemente, veía anunciada en una parroquia -nada progre- una charla bajo este título: "¿Por qué no debemos oponernos a la reforma del aborto" No me quedé a escuchar la respuesta.Es decir, Gallardón ha conseguido que en círculos cristianos y provida se adopte la actitud del mal menor. Pero en cuestiones clave, adoptar la postura del mal menor es como suprimir prohibirle el caviar a quien está a punto de morir de inanición. El inocente muere o no muere: no puede morir a medias.
En resumen, Gallardón ha desactivado el movimiento provida, que ahora se identifica con el movimiento promuerte sólo que con menos muertos (tampoco muchos menos).
Y una vez desactivado el movimiento, los últimos defensores de una civilización occidental asediada desde su propio interior, podría ser -eso es al menos lo que me dicen en el Gobierno Rajoy- que la norma no fuera aprobada o se aguara aún más.
Zapatero hizo mucho daño elevando el infanticidio a derecho y la cobardía cruel del aborto a la categoría de bella arte de la progresía. Pero no sé si la reforma Gallardón, llegaraá o no al BOE, pero ha servido para acabar con el movimiento provida y para que quienes no estaban dispuestos a aceptar lo inaceptable lo acepten ahora bajo la excusa del mal menor.
Y pase lo que pase, el PP de Rajoy seguirá diciendo que defiende el derecho a la vida (¿a la vida de quién). Y lo peor es que muchos provida dirán que sí, que así es.
Eulogio López
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