El ECOFIN del martes pasará a la historia por sus disparates. Se ha cedido en la soberanía presupuestaria de los países miembros.

Con ello se iguala a los desiguales. No es lo mismo el déficit en Alemania que en Polonia, entre otras cosas porque los polacos cobran la tercera parte que los alemanes. La medida beneficia a los países ricos y perjudica a los pobres.

Otro desatino es el de la tasa bancaria. Se supone que es un nuevo impuesto para que cuando se produzca una nueva crisis bancaria, se pueda emplear ese dinero en reflotar entidades.

Miren ustedes: si un banco está en quiebra lo que hay que hacer es dejarle quebrar -lo mismo que se hace con el pequeño bar de la esquina o con cualquier otro negocio- y asegurar el dinero de los depositantes hasta un mínimo.

Además, una tasa bancaria genérica homologa las actividades buenas de la banca con las malas, es decir, con las especulativas. Una tasa genérica grava con la misma intensidad la espléndida actividad de los bancos prestando dinero a un señor para que se compre su casa, su hogar, o la formidable técnica del descuento comercial para que un negocio pueda sobrevivir y se salven sus puestos de trabajo.

Pero una tasa genérica a la actividad bancaria no grava las actividades especulativas de la banca, que son las que han provocado la crisis, al menos en el mundo anglosajón. Si quiere usted gravar la especulación grave a los especuladores, grave a los productos especulativos: grave las titulizaciones, los derivados, las compras a pérdidas, así como las formas más habituales de capital-riesgo. No grave el crédito hipotecario, sino la paquetización de esos créditos hipotecarios. Distingamos, en suma, entre mercados primarios y secundarios, distinga fiscalmente, que no es tan difícil. Y lo mismo se puede decir de los mercados; no grave la inversión estable sino la plusvalía rápida. Y sí, esa nueva fiscalidad debe ser asumida por el conjunto de los países: o todos o ninguno. En suma, castigue fiscalmente a quien no aporta nada más que liquidez -y la liquidez es una feroz arma de doble filo- y deje en paz a quien realice una actividad productiva, o de consumo, que colabora al bien común.

Pero, sobre todo, que la banca pueda quebrar. Es la manera de poner orden en el sistema financiero. Lo único bueno de la actual crisis fue el cierre de Lehman Brothers: es el camino correcto. Todo lo demás, no es otra cosa que aumentar la presión fiscal sin discriminar entre actividades productivas y actividades especulativas.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com