Tras la entrada de Rubalcaba en el Gobierno todas las encuestas coinciden: su nombramiento no ha servido para nada.
Es verdad que Rubalcaba puede tener un verbo fácil pero a estas alturas de la película el ciudadano lo que quiere es trabajo y no retóricas. Además, Rubalcaba no es alguien del futuro sino más bien del pasado, con un nombre que ha aparecido ligado a la corrupción felipista, a los GAL y a los pasajes más oscuros del Ministerio del Interior.
Que no se engañe el PSOE: no va a remontar mientras no cambie de políticas y de capitán del barco. La continua improvisación, los bandazos y la total desconfianza en Zapatero son sus puntos débiles.
Frente a eso las palabras huecas y el marketing de Rubalcaba son sencillamente inútiles.
Andrés Oviedo