Telefónica no ha querido pedir ayuda al Gobierno de España en su conflicto con PT. Dos son las razones: en primer lugar, lanzar un mensaje al mercado: no es una batalla entre estados sino entre compañías. Segunda: los favores siempre se cobran. Y no baratos. Sobre todo ahora que PRISA y Mediapro no pasan por sus mejores momentos.
Quizás esta pasividad de Telefónica es la que explica la reciprocidad del Gobierno. Preguntado Zapatero por el uso de la acción de oro por parte del Gobierno portugués, el presidente ha respondido lavándose las manos. Espero que este conflicto entre empresas se sustancie por la vía del diálogo y el entendimiento.