La devaluación del bolívar afecta de manera severa a los ingresos de al menos un centenar de empresas españolas con intereses en Venezuela. A pesar del dato, el Gobierno español prefiere colocarse de perfil. ¿Por qué? Quizás por sus compromisos ideológicos con la revolución bolivariana y el socialismo del siglo XXI. Quizás por los compromisos con el gas venezolano. El caso es que el ministro de Exteriores Miguel Angel Moratinos desaprovechó este lunes la oportunidad de decir nada.
Y la revolución sigue avanzando. Chávez trata de vigilar los precios de los comercios con el ejército, anuncia el cierre de varios de ellos por incumplimiento en la sujeción de precios y nacionaliza una nueva entidad financiera. Un paso más en el camino de cubanizar la economía venezolana: dos sistemas, dos monedas, dos precios y una única miseria colectiva.