Suenan todas las alarmas. Salgado anunció ayer que el ICO daría préstamos de hasta 200.000 euros a todo empresario que tuviera un proyecto viable. ¿Dotación? No hay límite, es ilimitado. O sea, barra libre, 'manguerazo'. Curiosamente, la ausencia de límites no se encuentra en la redacción del documento. Pero es que además, lo soltó Salgado al final de la rueda de prensa, cuando se había anunciado la última pregunta.
El proceso es el siguiente. La banca no da crédito. Las empresas están secas y muchas tienen que cerrar por no poder acceder a la financiación. Así lo han denunciado desde las Cámaras de Comercio y Cepyme. Así que el Gobierno se inventó lo de los facilitadores, que como es lógico, fracasó. Tampoco las líneas ICO estaban funcionando porque los bancos eran reacios a dar un crédito en el que asumían un 50% del riesgo. Así que el Gobierno ahora apuesta por una medida mucho más agresiva: será el ICO quien asuma el 100% del riesgo. Los bancos colaboradores harán de meros gestores.
Por supuesto, la -o las- entidades adjudicatarias no realizarán análisis de riesgo. Este quedará bajo exclusiva responsabilidad del ICO. ¿Tiene capacidad el ICO para analizar riesgos? Desde el Círculo de Empresarios se pone en duda esa capacidad. Así que ocurrirá lo siguiente: aquellas empresas cuyos préstamos son denegados por la banca, acudirán al ICO en busca de financiación. ¿Garantías, avales, análisis de riesgo? Están en duda. De esta manera se resucita la banca pública de la peor manera posible: recogiendo sólo lo que las entidades privadas desechan. El peor de los mundos posibles.
La puntilla se produce cuando Salgado se muestra entusiasta ante el hecho de que el ICO no consolide en los datos de deuda. Es decir, el ICO puede asumir volúmenes, deuda e impagos sin límite sin necesidad de preocuparse porque al fin y al cabo, no consolida. Es el mismo esquema que siguieron los griegos. Y así les va. Sin consolidar... Pero como Alemania ya ha advertido que no dejará caer a Grecia, España coge carrerilla. Sabe que juega con red. Así que pedalea y huye hacia adelante. Manguerazo a los promotores a los que la banca ya no financia. Que se produce una recuperación internacional y se pueden colocar los pisos como en la crisis de los 90, estamos salvados. Que no, no pasa nada, no consolida. Y en el peor de los casos, que se apañe Rajoy, que se va a enterar de lo que es gestionar en crisis y con los sindicatos enfrente.