El pasado 17 de abril el Tribunal Constitucional admitió a trámite el recurso de inconstitucionalidad número 9888-2007  promovido por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en relación a la Ley de la Comunidad Valenciana 10/2007 de 20 de marzo de Régimen Económico del Matrimonio Valenciano.

En el recurso presidencial, ZP invoca el artículo 161.2 de la Constitución que establece que la impugnación producirá la suspensión de la disposición o resolución recurrida. La Carta Magna añade que el Constitucional tendrá un plazo máximo de 5 meses para ratificar la suspensión o levantarla. Pero de momento está suspendida.

¿Y qué es lo que resulta tan grave para el Gobierno central? La Ley establece la obligación de que el cónyuge que se queda al cuidado del hogar reciba una compensación económica por ello. La norma valenciana establece criterios de valoración y obliga a pactar plazos, cuantías, etc. Todo ello respetando la separación de bienes por defecto y tratando de adaptar el derecho a la realidad actual en el que la igualdad -señala el preámbulo- es indiscutible entre hombres y mujeres.

En el caso de una familia en el que uno de los cónyuges quedara al cuidado del hogar, este tendrá derecho a recibir una compensación económica por su trabajo, lo que le permitiría computarlo a efectos de renta, recortando el impacto fiscal de la acumulación de rentas de su marido. Es decir, la norma valenciana corrige la anomalía de que una familia en la que uno gana 30.000 euros pague más que una familia en la que cada uno gana 15.000. Lo que hace la norma es permitir que el cónyuge que gana esos 30.000 euros, compense materialmente los trabajos de la casa, minorando la progresividad del impuesto. Y esto Hacienda no lo puede tolerar. Pero sobre todo, el Gobierno de la igualdad no puede tolerar que el marido -el perceptor mayoritario de rentas- pague económicamente los trabajos de su mujer en el hogar.

Ya saben, el dogma tontiprogre establece que los trabajos en el hogar deben ser compartidos, que la mujer debe de trabajar fuera del hogar y que tiene además que tratar de conciliar. ¿Y si decide quedarse al cuidado del hogar y la crianza de los hijos? Bibiana Aído no lo permitirá. La familia es la enemiga. La prole, la esclavitud. Para eso la han contratado. Así que, de momento, la norma valenciana, en suspenso.

Luis Losada Pescador

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