El Gobierno sigue saliendo al paso de la polémica en torno al compromiso de invertir en infraestructuras en Cataluña el equivalente al peso del PIB catalán en la economía catalana. El secretario de Estado de Hacienda ha insistido en varias ocasiones en que el gobierno cumple escrupulosamente lo dispuesto en el Estatuto. Pero escrupulosamente significa más bien cicateramente. Así que la sobreinversión de este año es de tan sólo 500 millones de euros, una cifra significativa, pero relativamente pequeña, aclara Ocaña.

No obstante, Ocaña aclara que el Estado sigue esforzándose en otras CCAA y pone como ejemplo a Galicia, Castilla y León y Asturias como ejemplos de comunidades donde el Estado invierte por encima de su contribución a la economía nacional. Porque el gobierno no renuncia a que las infraestructuras sean el elemento de vertebración y cohesión territorial como lo han sido en los últimos 20 años.

Los presupuestos se hacen de abajo a arriba: se presentan proyectos que son aprobados con criterios de rentabilidad social, y luego, en segunda instancia, se corrigen con criterios de equidad territorial, cohesión y vertebración, aclara Ocaña.

Por otra parte, el secretario de Estado de Hacienda, se muestra relativamente incómodo cuando le preguntan si prefiere ERC o CiU para pactar los presupuestos. Gato negro, gato blanco, lo importante es que cace ratones, responde al modo de Felipe González. No obstante, Ocaña se muestra muy confiado de obtener los apoyos necesarios para aprobar las cuentas públicas. Eso sí, a cambio de las concesiones consideradas razonables, aclara. Es decir, la territorialización de determinadas inversiones. O sea, que los 500 millones de sobreinversión catalana se verán incrementados por la nueva coyuntura parlamentaria.