Amnistía Internacional, fiel a su estilo, ha emitido su informe sobre la pena de muerte en el mundo, a la que, para no perder más tiempo, ha pasado a llamar asesinato legalizado. En el mundo hay 20.000 personas condenadas a muerte, y en 2005 fueron ejecutados 2.148 personas, frente a las 3.797 del año anterior.

No se lo van a creer pero resulta que Estados Unidos no es el país con más ejecuciones, sino, una vez más, China, que a pesar de su opacidad se supone que los ejecutados superan la cifras oficiales son más- ejecutó a unas 1.700. Luego viene Irán, ese pobre país a quien Estados Unidos pretende atar, con 94, mientras Arabia Saudí, ejemplar país moderado de Oriente próximo, amiguísimo de Occidente y proveedor de crudo, que sólo ha matado a 86, mientras en cuarto lugar, aparecer, por fin Estados Unidos, con 60. Naturalmente ha sido Washington el más criticado por los chicos de Amnistía, que están escandalizados, oiga.

Si cualquiera de nosotros fuera acusado de un delito que implicara la posibilidad de una pena de muerte, ¿dónde preferiríamos ser juzgados de entre esos cuatro campeones de la pena de muerte? Sin embargo, el malo es Estados Unidos.

Sigamos: Amnistía Internacional hala de asesinato legal, pero naturalmente no hace estadísticas sobre abortos en el mundo (dentro de poco, junto a la estadística de abortos habrá que empezar a hablar de los embriones aniquilados). 2.148 personas fueron ejecutados en el mundo, pero sólo en España, en 2004, asesinamos a 85.000 niños no nacidos, también legalmente (¡menudo coladero legal es el aborto en España!) asesinados. En el mundo se calcula que el número de abortos se leva a 210 millones de seres humanos, que comparado con los 2.148 personas pues eso. Peor supongo que por algún tipo de olvido, Amnistía Internacional no ha profundizado en la comparación.

Hay otro pequeño distingo que conviene establecer: cabe la posibilidad de que algunos de los ejecutados sean culpables, pero todos los abortados son inocentes. Uno está en contra de la pena de muerte, por aquello de que si no puedes dar la vida, no te apresures a otorgar la muerte, pero le sorprende que una institución internacionalmente reconocida como AI exhiba este cinismo.

Por pura casualidad, y sólo por eso, el informe se hacía público durante la visita del presidente chino Hu Jintao a Washington, donde se ha entrevistado con George Bush. Es decir, el mayor tirano, sátrapa y miserable del mundo actual, el Rey de la muerte, el socio capitalista a ultranza, el hombre que dirige una dictadura alabada por Occidente, que no sólo permite despenaliza- el aborto, sino que obliga a abortar con la ley más deprimente que haya podido aplicarse a una parte de la humanidad: un hijo por pareja.

Pero Occidente calla: no exige a Pekín que respete los derechos humanos y las libertades individuales porque teme perder el mercado más suculento de todos. Es la mejor manera de perder la dignidad ahora y le mercado después.

Eulogio López