He visto, desgraciadamente muchas veces, tirar yogures porque están a punto de caducar, decir alguna cosa a las personas que los tiran sobre que no hay para tanto y no he tardado en recibir aductas críticas.
Casi siempre he pensado, no me daban tiempo para razonarlo ni decirlo, lástima los millones de hombres que pasan hambre. Los fabricantes de yogures ya no deben atenerse a la obligatoriedad de que su producto caduque a los 28 días de su elaboración. Este cambio, en sintonía con la Unión Europea, deja que el fabricante establezca la fecha de consumo preferente que considere adecuada, al oír al Ministro he pensado, "ya era hora".
Sin duda se trata de una medida que es cabeza de lanza de una reforma de las caducidades, más ambiciosa, que busca acabar con los siete millones de toneladas de alimentos que España tira a la basura cada año.
El Gobierno debe darse prisa en esta reforma para poner coto a un despilfarro alimentario que resulta escandaloso. Felicito al Gobierno, especialmente al ministro, esta medida no es suficiente pero por algo se empieza.
Domingo Martínez Madrid