El reciente rechazo por el Parlamento francés del proyecto de introducción en Francia del llamado "matrimonio homosexual", pone de manifiesto una vez más que esa figura jurídica, es decir, la extensión del concepto de matrimonio a las uniones de personas del mismo sexo, es una anomalía minoritaria en los países de nuestro entorno y que provoca el rechazo en la inmensa mayoría de los países democráticos.
En efecto, en este momento existen 192 países integrados en Naciones Unidas de los cuales sólo 10 han aprobado leyes que supriman el matrimonio como institución específica para la unión entre hombre y mujer equiparándolo a las uniones de personas del mismo sexo. España es uno de los pocos países que se separa del consenso mayoritario existente en el mundo al mantenerse en vigor la Ley del año 2005 mientras está pendiente del pronunciamiento del Tribunal Constitucional sobre su constitucionalidad.
A la vez que en los últimos años este número minoritario de países daba cabida en sus legislaciones al conocido como "matrimonio homosexual", un número aún más importante de países hacía frente a este extraño fenómeno de nuestra época reformando sus constituciones para blindar el matrimonio como específico para la unión entre hombre y mujer.
En el panorama de nuestro mundo, España es la excepción anómala y Francia representa la normalidad del mantenimiento del matrimonio entre hombre y mujer como institución legal, sin perjuicio de las regulaciones existentes para otro tipo de relaciones interpersonales.
El presidente del Foro de la Familia, Benigno Blanco, señala que "va siendo hora de que España vuelva a incorporarse al bloque mayoritario de los países democráticos derogando la Ley de 2005 y restableciendo el matrimonio .según dice nuestra Constitución expresamente- como la institución singular para el compromiso estable entre un hombre y una mujer potencialmente abierto a la vida".
Una machacona campaña de opinión pública de los lobbys defensores de la ideología de género pretende una vez y otra presentarnos como normal en el mundo la regulación del llamado "matrimonio homosexual" cuando los datos indican lo contrario: que el matrimonio entre hombre y mujer, configurado como tal en las leyes, es lo más normal en la inmensa mayoría de las leyes de los países hoy existentes.
Además, Benigno Blanco recuerda que "siempre que se ha sometido a referéndum popular la posibilidad de legalizar el llamado "matrimonio homosexual", esta posibilidad ha sido rechazada por los ciudadanos de los países que han tenido la suerte de ser consultados al respecto, como ha sucedido reiteradamente en diversos estados de los EEUU. Este dato demuestra que la introducción del llamado "matrimonio homosexual" es siempre el fruto de minorías activistas con gran influencia coyuntural en los políticos de un país o de jueces que utilizan su poder para ir contra la tradición jurídica y la opinión mayoritaria de sus países".
"Esperamos -continúa el presidente del Foro de la Familia- que un eventual cambio de mayoría política en España reincorpore en nuestro país al grupo mayoritario de los que regulan el matrimonio como institución específica para la unión entre hombre y mujer".