El Fórum Universal de las Culturas 2004 es una excelente oportunidad para el hermanamiento de los pueblos, el diálogo intercultural y la humanización de la globalización, amén de un sistema excelente para vaciar las arcas públicas, así como colaborar a mermar la liquidez de las empresas patrocinadoras con vistas a profundizar en la acción social corporativa.
En Barcelona, desde mayo a septiembre, el Fórum 2004 se ha propuesto la ingente tarea de remodelar el mundo. Como se trata de un magno acontecimiento cultural, naturalmente se financia con cargo al erario público y a los presupuestos de las grandes empresas, a quienes les aterra quedarse fuera del festival, no vayan a sospechar quién sabe qué maldades.
Y no sean mal pensados. El Fórum no sólo será cultura-espectáculo. Bueno, sí, de hecho, la inmensa mayoría de la programación es espectáculo, pero también se ha dejado algo para la cultura, al menos en forma de debate, punto medio entre la cultura y el espectáculo, y bastante alejado del espectáculo. El Fórum Diálogos contará con la intervención de 1.500 ponentes, distribuidos en once bloques y desglosados en 47 sesiones, con 45.000 participantes presenciales. Allí se va a hablar de lo divino y de lo humano, bueno, más de lo humano; y el folleto oficial nos anuncia que "ya ha confirmado su presencia una amplísima representación de intelectuales de prácticamente todas las tendencias".
Esto es importante, y es que los organizadores no se desvían de la verdad ni un centímetro. Cuando uno repasa la nómina de 'intelectuales' puede reconocer que, en efecto, están representadas casi todas las tendencias. De hecho, sólo falta una: un representante cristiano.
Al menos los que se exhiben como eximios representantes de esos 1.500, ni uno, oiga usted. Y si lo son, habría que encasillarlos dentro de lo que podríamos llamar "cristianos raritos". Claro que eso no es óbice para que el Fórum nos ofrezca un "Parlamento de las Religiones del Mundo". No hay peor materialismo que el exceso de espiritualidad. Además, cualquier mentalidad medianamente lógica acaba un poco asqueado de tanta teosofía.
En cualquier caso, el asunto progresa. Ya hemos dicho que el Fórum tiene un cierto tufillo masoncete, que incide en una de las principales tendencias contemporáneas para terminar con la Iglesia de una forma "civilizada": oponer religión y ciencia, oponer cultura e Iglesia. Dicho de otra forma, hay que escoger: o cristiano o intelectual. Naturalmente, la alternativa no es más que el prefacio de un binomio más peligroso. O cristiano o inteligente.
Podríamos argumentar sobre la monumental falacia de tal alternativa, pero, probablemente, resultará más taxativo, mucho más gráfico, comentarles que en el elenco de intelectuales-ponentes (y presenciales, oiga usted) no figura ningún cristiano, pero sí un tal Felipe González, de profesión, intelectual.
Y así nos encontramos con un Fórum 2004 que se convierte en vivísima representación de la pugna entre Cristianismo y laicismo en el continente europeo. El laicisimo lo representa hoy, en pleno nacimiento de los "Estados Unidos de Europa", el eje París-Berlín, es decir, dos países en descomposición. Al Cristianismo no le representa país o gobierno alguno, pero es difícil hacer churros sin harina, por lo que siempre está presente en el devenir europeo. Así que, por decir, algo, ejemplifiquemos al Cristianismo europeo en Juan Pablo II.
Y la diferencia ideológica entre laicismo y Cristianismo es muy sencilla: el empeño del laicismo en el poder es expulsar de la vida pública (la vida pública no sólo es la vida oficial, sino también la social; la vida pública es la calle) hasta el nombre mismo de Cristo. En el fono, y la reciente normativa sobre el velo islámico del Gabinete Chirac es una buena prueba de ello, el laicismo es un atentado contra la libertad religiosa del cristiano, al que se le condena a la catacumba de su exclusiva intimidad, a no salir del precintado recinto de su conciencia. El cristiano que se atreva a confesar su fe, el cura que se atreva a vestir sotana, es hoy un insulto para el otro bando, que, por el momento, es quien se impone en la creación de los "Estados Unidos de Europa".
Porque ya no estamos hablando de un divorcio entre fe y razón, sino entre intelectualidad y cristianismo: O eres culto o eres creyente. Las dos cosas al mismo tiempo, jamás. Como en el Fórum 2004.
Eulogio López