Sr. Director:
Recojo este dato de la conferencia de alto nivel que ha tenido lugar en Ginebra los días 20 y 21 de junio de 2002 entre la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo para la Población de Naciones Unidas (FNUP), donde la ONG abortista británica Marie Stopes International (MSI) reconoce que 90.000 jóvenes menores de 19 años quedan embarazadas anualmente en Inglaterra; 7.700 tienen menos de 16 años y 2.200 menos de 14 años, y nunca como ahora se le ha dado tanta información y tantas facilidades a las menores para conseguir anticonceptivos (muchos de ellos abortivos). Y el fracaso ha llegado a la aberración de facilitarles el aborto quirúrgico y, para peor, sin que sus padres se enteren.
Esos datos nos deberían hacer reflexionar sobre las estrategias que se siguen en los centros públicos de salud para la prevención del sida y del embarazo precoz. Y reconocer, porque es verdad, que el nudo gordiano para resolver esos problemas es el fomento de la fidelidad conyugal en los adultos y de la abstinencia en los jóvenes. Las campañas de sexo seguro han demostrado que sólo fomentan la promiscuidad y el aumento de enfermedades y embarazos no deseados.
¿Es que no sabemos educar a nuestros jóvenes en otros valores, e inculcarles otras actividades ilusionantes como para ir centrando nuestra atención siempre en lo mismo?
Va siendo hora de que pensemos que el ser humano es más que una maquinita de placer, que por algo tiene un bulto pensante encima de los hombros, y una capacidad física e intelectual para el deporte, el arte y la música.
Antonio Pérez Casañ
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