El presidente del Real Madrid, Ramón Calderón, atraviesa su peor momento. El pasado domingo 17 Juan Miguel Villar Mir predecía que pronto sería presidente del Club Blanco. Además, Calderón afronta un rosario de dimisiones en la directiva. Quien aún no ha dimitido es Melchor Miralles, el periodista de Pedro J. Ramírez para la cosa audiovisual, por ejemplo, para la película GAL, cuyo protagonista no es Gary Cooper, sino Pedro J. Ramírez. Calderón busca desesperadamente el apoyo de El Mundo, a medida que se aproxima la decisión judicial última sobre el espinoso tema del voto por correo.

En este escenario, la revista Interviú, conocida por sus ensayos políticos, publicaba un artículo de su director, Manuel Cerdán, en el que aludía a un importante periodista y empresario inmerso en un sumario judicial por negarse a identificarse ante un guardia de tráfico tras haber cometido una presunta infracción grave. Al parecer, el asunto no es baladí. Pero esa no es la cuestión. La cuestión es que la famosa pareja de periodistas de investigación, formada por Manuel Cerdán y Antonio Rubio andan en pleitos con Melchor Miralles, a quien califican de Malhechor Miralles, a cuenta de lo que consideran un robo intelectual y económico por la película El Lobo. Miralles también ha sido acusado de plagio por otros profesionales en relación a la película GAL. La lucha es a muerte, e incide en el grupo de periodistas que han llevado al periódico El Mundo y a Pedro J. Ramírez a la cumbre del periodismo de investigación con los relatos sobre la corrupción felipista y sobre el terrorismo de Estado.