Conspiración contra Brufau: el ministro Sebastián permitiría la entrada de socios extranjeros si se mantiene la españolidad de la compañía. César Albiñana coordina la operación.

 Sacyr no quiere vender su 20% de la petrolera y Borja Prado (Mediobanca) intenta que la italiana ENI sea quien compre entre un 9 y un 15% de la compañía, además de un 6% de Gas Natural Fenosa. Los postores aseguran que Felipe González entraría en el Consejo. El peligro: perder la primera empresa industrial española.

En medio de la crisis económica más dura que recuerdan los viejos del lugar, cuando todas las potencias europeas tratan de mantener sus buques insignias -es decir, sus grandes inversores- en manos patrias, el ministro de Industria, Miguel Sebastián, posibilita la entrada de compañías extranjeras en la primera industria española (segunda, si introducimos en esa catalogación a Iberdrola), en Repsol.

Es la pieza más deseada, ahora mismo participada por Sacyr (20%), y por La Caixa, propietaria del 13% de la petrolera. César Albiñana, del bufete Albiñana-Suárez de Lezo (no confundir con su primo, el secretario del Consejo de la propia Repsol), coordina una operación para que capitales indios, rusos e italianos, entren en el Consejo de Repsol tras adquirir entre un 9 y un 15% de la compañía, preferentemente a La Caixa. No obstante, el candidato primero continúa siendo la petrolera estatal ENI, principal aspirante a hacerse con la petrolera.

Ahora bien, otro intermediado, Jaime Mesía, representa a intereses petroleros rusos, y el propio Luis del Rivero ha traído a España, y al Ministerio de Industria, inversores indios con los que compartir mandato, dado que él no piensa vender Repsol sino conquistarlo.

Lo sorprendente es que el Ministerio de Industria no haya cortado de raíz cualquier especulación. Todo lo contrario. Hispanidad ha tenido acceso a un informe del propio bufete coordinador en el que se describen las condiciones del Ministerio de Industria. A saber:

1. El comprador podrá adquirir entre un 9 y un 15% de Repsol (25.000 millones de capitalización) y un 6% de Gas Natural Fenosa (10.600 millones capitalización).

2. Deberá mantenerse la españolidad de la compañía, con un presidente español, aunque el inversor extranjero tendrá derecho a compartir gestión. En cualquier caso, el entrante siempre tendrá que poseer un 1% menos del capital que el accionista de referencia (el 20% de Sacyr) y un consejero menos (Sacyr tiene tres).

3. Se pactará el nombramiento de consejeros independientes.

4. Mantener la integridad de la compañía, no trocearla.

Para César Albiñana, Jaime Mesía y Borja Prado, la traducción de esas condiciones son las siguientes:

1. Luis del Rivero sustituiría a Antonio Brufau como presidente de Repsol.

2. La operación costaría entre 3.000 y 4.000 millones de euros.

3. El Gobierno presionaría a La Caixa para que vendiera su participación en Repsol. Punto clave de todo el entramado.

4. Se precisa ganarse el apoyo de la clase política. Para reafirmar la españolidad, el informe asegura que se cuenta con un expresidente del Gobierno español, cuyo nombre no especifica, en el Consejo. En principio, hay que pensar en Felipe González personaje que atraviesa actualmente por dificultades económicas y que acaba de fichar como vocal de Gas Natural Fenosa por 126.000 euros anuales.

Pero como nos hemos vuelto locos, a lo mejor hay que pensar en José María Aznar, por aquello de que el PP prepara su acceso al poder. Lo que tendría su gracia, dado que Aznar fue el mismo que ofreció Repsol al gigante norteamericano Exxon.

4. Consideran clave el apoyo o, al menos, la neutralidad de los medios informativos. Para ello, aunque con el dinero de lo adquirido, en el informe se especifica que entre Repsol y Gas Natural invierten en publicidad, patrocinio y promociones 100 millones de euros anuales en el mundo mediático.

5. Es fundamental que la presidencia española permita a los nuevos compartir la dirección. En plata, que la españolidad de Repsol sería menos españolidad.

Por si no había quedado claro, César Albiñana se convertiría en el secretario del Consejo de Repsol, en sustitución del primo de su socio. Albiñana ocupó el mismo cargo en la Corporación Industrial Banesto, en tiempos de Mario Conde -su cuñado, pero salió a tiempo.

Y toda la operación no podría entenderse sin la amistad entre Luis del Rivero y Borja Prado, amistad que no encela la espléndida de relación de Prado con Florentino Pérez, a quien ayuda en la conquista de Iberdrola. El actual presidente de ENDESA, es decir, de ENEL, es el hombre del capital público-privado italiano en España. Dirige ENDESA y Mediobanca en España y en sus ratos libres es consejero de Unedisa (la italiana Rizzoli) y en Tele5-Cuatro propiedad del mismísimo Silvio Berlusconi. Si vendió la primera eléctrica del país, ENDESA, a la estatal italiana ENEL, ¿por qué no habría de vender la primera petrolera española, y única, a la estatal italiana ENI?

Por el momento, Prado entretiene a sus socios como asesor de la ampliación de capital de Sacyr. La constructora, por su parte, asegura que no piensa vender su 20% de Repsol. Natural: se trata de que venda La Caixa, ligeramente animada desde el Ejecutivo central.

En resumen el Gobierno Zapatero, por mor del ministro Sebastián, buen amigo de Sacyr, está catapultando a Luis del Rivero hacia la Presidencia de Repsol para acabar cediendo el control de la petrolera a un grupo italiano, o indio o ruso. No olviden esta opción, que define Jaime Mesía dado que en Europa se libra una batalla por el control de los hidrocarburos, en especial del gas. Pegunten en Suez GDF, que se siente rodeada por la pinza Putin y Berlusconi, por rusos italianos, por el gigante Gazprom y su alianza con ENI.  

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com