El Gobierno francés acaba de anular un matrimonio entre homosexuales, es decir, un numerito, perpetrado en el ayuntamiento de Bègles Noël Mamère, con el sano propósito de galvanizar la majadería progre.

 

En Francia, precisamente el paradigma de la progresía española más bobalicona (de Rodríguez Zapatero, por ejemplo) resulta que tanto políticos de izquierda como de derechas consideran que el matrimonio gay es un absurdo, y que si los homosexuales quieren abrasarse es cosa suya (los franceses no admiten ni chistes de mariquitas) pero que no hay que llamarle matrimonio, porque no se trata de un problema moral, sino conceptual: un matrimonio gay es una contradicción ‘in terminis', que es una manera fina de decir que es una verdadera chorrada. En España, si no eres sarasa ya eres sospechoso. Si afirmas que el matrimonio gay no puede existir, que la homosexualidad es una degeneración y una patología, si… viene Zerolo (PSOE) o Biendicho (PP) y te meten una querella en la parte final de la espalda (he dicho una querella). O lo que es peor: El País te dedica un editorial poniéndote en tu sitio. Con la homosexualidad está ocurriendo lo mismo que con el aborto: pasamos del aborto libre al aborto regulado (es decir, gratuito), pero el tercer escalón es el aborto obligatorio.

 

En la mañana del martes 27 se conocía que la justicia francesa le daba la razón al Gobierno y también anulaba la "boda". El Tribunal de gran Instancia de Burdeos considera que la ceremonia no tiene cabida en el Código Civil francés. Eso sí, muy napoleónico, el tribunal no entra en el fondo del asunto, dado que "no es una cuestión de filosofía y de moral, sino de derecho". Bueno, la verdad es que sí es una cuestión de filosofía, de moral y hasta de sentido común. El Código Civil lo único que hace es recoger lo que han defendido, practicado y aceptado todas las sociedades en todos los tiempos: que el matrimonio es una institución compuesta por un hombre y una mujer. Y eso que gays ha habido siempre.

 

Y lo más grave no sólo es la equiparación entre el matrimonio y la convivencia homosexual, no, lo más grave es el daño que, con estas reivindicaciones, les estamos haciendo a los gays: no les estamos tendiendo una mano para que se curen, por el contrario les jaleamos para que se enorgullezcan de su patología.

 

A lo mejor va a tener razón Zapatero. A lo mejor hay que reparar más en Francia. Tendré que revisar mis prejuicios antigabachos. Lo que está claro es que España parece un PIPP: País Idiotizado por la Propaganda Progre.

 

Eulogio López