Zapatero señaló el viernes que no era posible la reforma laboral porque no había contexto: no los sindicatos no quieren. De esta manera dejó en evidencia que el objetivo del Gobierno es contentar a los sindicatos. ¿Y qué es lo que piden las centrales sindicales? Tres cosas: en primer lugar que la paga de los 420 euros sea considerada un derecho subjetivo y que por lo tanto no esté sujeta a una limitación presupuestaria. Concedido. Así lo señaló Zapatero en la rueda de prensa del viernes. Faltaría más, dijo.
Segundo: que haya una retroactividad antes del 1 de agosto. También concedido. Y por si no había quedado claro, ZP lo explicitó. ¿Cuánto antes del 1 de agosto? No está claro. Dependerá de la negociación con los sindicatos. De momento, Corbacho trata de tensar la cuerda afirmando que cada mes que se eche para atrás supondría un sobrecoste de 100 millones de euros. Así que moderación.
La tercera exigencia es que la renta básica permanezca mientras que el paro se sitúe por encima del 12% en lugar del 17% establecido por el Gobierno. Al ritmo actual, prácticamente eterna. Y aquí probablemente haya también modificación por parte del Gobierno. No será el 12% que piden los sindicatos, pero tampoco el 17% establecido por el Gobierno. O sea, será temporal, pero de larga duración. La mejor garantía para que el parados e convierta en eterno.