Cuando el Gobierno anunció el envío de tropas al Líbano, se planteó el debate sobre si la cifra de militares en el exterior superaría los 3.000 de máximo marcados en la Ley de Tropa y Marinería. El objetivo de ese tope era no dejar desguarecido el territorio de las tropas de élite. Pues bien, entonces, la vicepresidenta De la Vega informó que en ningún caso se superaría esa cifra y que se cumpliría escrupulosamente la ley, ya que la salida de los 1.100 militares al Líbano se compensaría con el regreso de las tropas del Congo.

No es así, el diario gratuito Qué! informa en la mañana de este lunes de la presencia de 4.200 soldados en misiones en el mundo, es decir, 1.200 más de los marcados en la Ley. ¿Qué tiene que decir el Gobierno sobre el particular? Además, el gratuito señala que las tropas españolas en el Líbano, establecidas a 85 kilómetros de la capital, no pueden acceder a Beirut por motivos de seguridad.

Se cumple lo que ya apuntaran los informes técnicos emitidos por los propios militares que desaconsejaron ampliamente el operativo por los riesgos que implicaba. Por supuesto, se impuso la política sobre el criterio técnico, pero nunca se informó de la opinión de los profesionales de las armas. Afortunadamente, de momento no ha habido bajas, pero los militares ya han advertido de los riesgos. Y ahora están atrapados en su campamento. No, no deben de estar pasándolo bien. Y la seguridad nacional, en manos de la Providencia, como siempre.