La vicepresidenta del Gobierno insiste en que el matrimonio homosexual no genera perjuicio a nadie. Se trata de reconocer unos derechos a quien antes no los tenía, apunta De la Vega en su discurso reiterado desde hace semanas. La ministra portavoz del Gobierno comprende que existan elementos discrepantes, pero apunta a que es un asunto aceptado por la mayoría de la sociedad española.
En relación al junio caliente y la molestia manifestada también por los inspectores de trabajo, la vicepresidenta insiste en que no observa que haya una especial tensión que deba preocupar al Gobierno. Claro, ¿a quién le importa que salgan a la calle casi un millón de personas a protestar nada menos que por la política antiterrorista del Gobierno? Fruslerías.