El discurso del Gobierno ha permanecido invariable a pesar de que desde el entorno etarra el tono se encuentra crecientemente elevado. ETA advierte que está dispuesta a volver a la actividad en cualquier momento y Batasuna se chulea afirmando que no necesitan condenar la violencia para regresar a las instituciones.
Mientras tanto, el Ejecutivo se mantiene en sus trece: el camino será largo, duro y difícil y no habrá precio, ni costes, ni hipotecas. Ojalá. Así se manifiesta el director del gabinete del Presidente del Gobierno, José Enrique Serrano, que aclara en una carta de contestación a una campaña promovida por HazteOir que no existe precio político a la paz como demuestra la valentía y el coraje con el que los españoles han encarado durante años el sufrimiento ocasionado por la violencia terrorista. Según Serrano ese es el principio irrenunciable del proceso que nos aguarda y la garantía del triunfo irrenunciable de la democracia sobre la intolerancia y el terror. Bravo.
Eso sí, Serrano matiza que el gobierno, en su deber de preservar la vida y la seguridad de los ciudadanos, tiene también la obligación de intentar alcanzar el mismo objetivo que persiguieron todos los gobiernos democráticos anteriores: la erradicación de la violencia terrorista en el país Vasco y el resto de España. Esperemos que sea cierta la ausencia de preso político, aunque la presión del PSE por constituir la mesa de partidos, la participación de la Abogacía del Estado en la legalización de Batasuna, los teje-manejes en Navarra y los primeros contactos secretos con la banda, no apuntan en esa dirección.
Y por cierto, el correo propuesto en la campaña de HazteOir iba remitido a diputados europeos. ¿Cómo ha accedido presidencia de Gobierno a esas direcciones electrónicas?. Algunos internautas ya se han planteado remitir el caso a la Agencia Madrileña de Protección de Datos.