La nueva política de inmigración puesta en marcha por el gobierno marroquí, ha dado pie a nuestro ministro el Interior para acordar con su homólogo marroquí una intensificación de la colaboración entre los dos países que empieza a dar resultados.
De momento ha permitido un mayor control de los miles de inmigrantes que esperan el momento de asaltar las vallas en los aledaños de nuestras fronteras, si bien es pronto para saber hasta qué punto podrán impedir nuevas avalanchas.
Tanto España como Marruecos son conscientes de que ningún control ni vigilancia de fronteras son suficientes para poner coto a una corriente migratoria explotada por las mafias y originada por la precaria situación de los países de origen y sus múltiples conflictos internos.
De ahí la urgente necesidad de que el problema se estudie globalmente en una conferencia euroafricana que debiera ser una prioridad absoluta para la Comisión Europea, por mucho que su atención diplomática se concentre ahora en la dramática situación de Ucrania.
Pedro García