La televisión digital local supone un ejemplo inmejorable de la lucha política por el control de los medios de comunicación así como del continúo roce entre la Administración central y las autonómicas.
Empecemos por la información. La Secretaría de Estado de Telecomunicaciones ha concedido, en Palma de Mallorca, a las empresas concesionarias de Televisión Digital Terrestre (TDT) un canal analógico, mientras llega el famoso apagón. Es lo lógico, si el Estado ha habilitando a una empresa para emitir televisión digital- en este caso de alcance local- debe facilitarle un espectro analógico, hoy controlado ilegalmente por piratas chantajistas.
Entendámonos el reparto de licencias de TV digital local es competencia de las comunidades autónomas, pero lo analógico corresponde al Gobierno central. Esto ocasiona todo tipo de desacuerdos. El más conocido es el del segundo canal de Telemadrid, llamado La Otra. El ministro de Industria socialista, José Montilla, no está dispuesto a concederle el segundo canal de una emisora televisiva que considera proclive a la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. De esta forma, por razones políticas, los piratas siguen haciendo su agosto.
El caso de Palma de Mallorca puede suponer un precedente, el que todas las empresas editoras: Localia, Vocento, etc. están es esperando.