Lo anunció la semana pasada la Secretaria de Economía del PSOE, Inmaculada Rodríguez Piñeiro. El gobierno se está planteando la necesidad de recortar las deducciones fiscales por adquisición de vivienda. El discurso de Trujillo ha terminado calando. Argumentan que las deducciones se las comen crudas los promotores y no sirven para recortar el precio de la vivienda.
El problema es que en caso de eliminarse, los nuevos compradores entrarían en un sistema desigual en relación a los que ya han firmado sus hipotecas. Y si se hiciera de manera retroactiva, se generaría un serio problema social, incremento de morosidad incluida.
Así que finalmente, la formula puede ser la siguiente: adaptar la deducción a la renta, es decir, aplicar la progresividad fiscal también a la vivienda. Una chapuza, porque la deducción ya tiene un máximo de 9.000 euros. Así que a los ricos de verdad les perjudica poco y a los pobres de verdad tampoco les ayuda porque no tienen capacidad para acceder a una vivienda.
En todo caso, Solbes anuncia una rebaja fiscal más ambiciosa para el programa electoral. Se trata de compensar –al menos en parte- el incremento de dos puntos sufrido durante esta legislatura en la presión fiscal. Tendrá que explicarlo muy bien, porque muchos le criticamos al vicepresidente económico que no hubiera sido más ambiciosa en la reforma que comenzará a aplicarse el año que viene. ¿Por qué ahora? ¿Por qué en programa? ¿Los programas son para no cumplirlos?