El Impuesto sobre el Patrimonio vuelve a la escena política tras su desaparición en 2008 alegando el presidente del Gobierno que era un impuesto que lastraba a las clases medias. Tres años después, y apenados por haberlo hecho, ya que reportaba unos ingresos de más de 2.000 millones de euros anuales para el erario público, el Gobierno vuelve a plantearse el traerlo a escena de nuevo, pero con una vertiente más clasista ya que afectaría principalmente a los ricos.
Aunque la ministra de Economía dijo en marzo del pasado año que si hubieran conocido la crisis en 2008 no hubieran suprimido ese impuesto, el viernes pasado, durante la comparecencia ante los medios de comunicación tras el Consejo de Ministros, prefirió no tocar el tema, pero parece ser que el asunto va en serio. Es decir, que a partir de ahora se pretenderá volver a cobrar dos veces. Y es que el Impuesto sobre el Patrimonio te cobra por lo que ganas, pero también por lo que compras con lo que ganas, lo que se convierte en una tomadura de pelo. El candidato socialista a las elecciones generales, Alfredo Pérez Rubalcaba ha manifestado su aprobación a este nuevo impuesto, pero para favorecer sus intereses, lo prefiere con su tinte ideológico, es decir, manifestando que sólo afectará a los ricos. Pero desgraciadamente, seguro que nos acabará afectando a todos.
También demuestra que las promesas en política no tienen mucho peso. Zapatero prometió en la campaña del 2007 que si vencía, lo suprimiría. Y lo hizo. Pero unos años después, quiere volver a ponerlo. Se nota que ya se va y quiere dejar huella.
Juan María Piñero
juanmaria@hispanidad.com