Prietas las filas. Es el resumen de la posición del Gobierno en relación a la polémica cacería. No se reconoce absolutamente nada, salvo el error de la ausencia de licencia y la inoportunidad de la coincidencia con el juez Garzón. ¿Se pone en riesgo la calidad de las instituciones?, ¿se vulnera el código de buen Gobierno del que se auto dotó el Gobierno?, ¿ha puesto Bermejo su cargo a disposición del presidente?, ¿es irrelevante, poco grave, grave o muy grave la ausencia de licencia? Nada. De la Vega no responde a nada.
En cambio arremete contra los populares. Les culpa de echar balones fuera, de no asumir sus responsabilidades, de practicar oscurantismos cuando era necesaria la claridad, de sembrar dudas en lugar de aclarara sus presuntas responsabilidades, etc.
Ni siquiera acepta que las filtraciones del secreto del sumario son un escándalo de primer orden. Las instituciones lo están investigando, si se ha producido y en qué medida. ¡Pero si es ella misma la que lo filtra afirmando hace una semana que la denuncia fue presentada por militantes del Partido popular! En fin, muy lamentable, porque más allá de lo investigado, la calidad democrática ha quedado más que dañada por uno abuso ilegítimo del prepotente ministro de Justicia. Y lo peor es que todo el Gobierno le ha secundado. Por eso todos son bermejo, unos furtivos.