El hijo del otro arranca con el mismo conflicto humano que veíamos hace unos meses en la magistral De tal padre, tal hijo, del japonés Hirokazu Koreeda. Un intercambio de bebés al nacer provocará dolorosas crisis familiares pero el problema aquí todavía es más complicado… Cuando al joven Joseph le hacen una analítica para entrar en el ejército israelí, descubren que no es el hijo biológico de sus padres. En el hospital, en medio de uno de los interminables conflictos de Oriente medio, fue cambiado accidentalmente por Yacine, un bebé hijo de una familia palestina que vive en los territorios ocupados de Cisjordania. El conocimiento de este hecho revolverá los cimientos de ambas familias y los jóvenes afectados vivirán una crisis de identidad mientras los prejuicios religiosos y raciales se mezclan con los sentimientos. Narrada con muchísima sensibilidad, al igual que otra bellísima película: Una botella en el mar de Gaza, El hijo del otro describe a la familia como reducto ante la opresión, el único lugar donde el amor puede superar todo tipo de dificultades. Pero, al mismo tiempo, este drama humano lanza un mensaje esperanzador, de reconciliación, mirando más lo que une que lo que separa a judíos y palestinos. Algo de lo que, en España, deberíamos tomar ejemplo ya que llevamos toda la democracia estrenando películas que abogan por el guerracivilismo.
Para: Los que les gusten los dramas humanos de calidad. Los interesados en el conflicto de Oriente Medio