El trayecto hacia la dictadura del caudillo venezolano, Hugo Chávez, prosigue. A partir de ahora, el bolivariano presidente permitirá al Régimen castrista perseguir y sacar de Venezuela, camino de La Habana, a opositores a Fidel o a presuntos delincuentes imputados por el Régimen cubano, aún cuando no tengan nacionalidad cubana. Así lo ha decidido el Congreso Bolivariano provocando el cabreo, uno más, de la diplomacia norteamericana.
La situación ha llegado a tal extremo de tensión que el presidente español Rodríguez Zapatero decidió suprimir su escala en Venezuela durante el reciente periplo iberoamericano. En su lugar, acudió el ministro de Defensa, José Bono. Curiosamente, Bono es uno de los principales apoyo de Chávez en el Gabinete Zapatero y uno de los ministros mejor recibidos en Caracas. La razón es muy simple: el embajador de España en Caracas es Raúl Morodo, mentor político de José Bono y hombre muy proclive al programa indigenista y dictatorial de Hugo Chávez y Fidel Castro.