Clint Eastwood vuelve a sobrecogernos (al igual que hizo en Mystic River) con El intercambio, una historia basada en hechos reales que recrea el caso de Christine Collins, una mujer luchadora que tuvo que vérselas, a finales de los años 20, con el entonces polémico departamento de policía de Los Angeles.
Christine Collins, una madre soltera, regresa de su trabajo una tarde de marzo de 1928 y se enfrenta a la peor de las pesadillas: su hijo Walter, de 9 años, ha desaparecido. Cinco meses después, la policía, tras una se supone minuciosa búsqueda, le entrega a un niño que afirma ser su hijo. Christine, a pesar del parecido físico, niega que lo sea y tras varias semanas en su hogar lo devuelve solicitando que sigan con el caso. Los responsables de la policía, enfadados por este asunto aireado por la prensa y que acentúa la mala imagen e ineptitud del cuerpo, encierran a Christine en un psiquiátrico bajo un denominado Código 12, es decir, un internamiento sin orden judicial reservado para personas non gratas para la policía
Rodada impecablemente, siguiendo la estela de los grandes directores clásicos, este drama de Eastwood tiene el mismo estilo que otros dramas suyos anteriores: es decir, no puede negarse su calidad pero todo su desarrollo (al que quizás le falta algo de tensión) es profundamente amargo y pesimista desde el momento en que muestra la parte más abyecta del ser humano: esa que es capaz de cometer los más infames atropellos sobre los más débiles. A este respecto se agradece que Clint Eastwood sea más explícito en la subtrama donde crítica la corrupción y la forma de actuar arbitraria del cuerpo policial que en el asunto más terrible de la película: la crónica negra en la que subyace un caso de pederastia que sólo intuirán algunos espectadores avispados.
En cuanto al reparto, a pesar de haber sido muy alabada por la crítica norteamericana, reconozco mi falta de empatía con Angelina Jolie, su encarnación del personaje principal no llega a convencerme en ningún momento: ni cuando sufre ni cuando peleaMucho mejor encuentro a secundarios como Michael Kelly (en el papel del detective Ybarra) o a Jason Butler Harner que interpreta, con todo tipo de matices, a uno de los asesinos más crueles de la Historia de Estados Unidos.
Para: Adultos a los que les gusten los buenos dramas aunque depriman