Oficialmente, el caso Fernando Ferrín ha concluido y de la forma previsible, es decir, la que nos teníamos, es decir, injusta.

Ha tenido que pagar 105.000 euros, cantidad que recoge sanciones, salarios indebidamente cobrados hasta su indemnización e intereses hasta su inhabilitación definitiva. Es de justicia informar a todos los lectores de Hispanidad, especialmente a aquellos que colaboraron para que Ferrín (en la imagen) no fuera, además de inhabilitado, vilipendiado, desahuciado.

El caso Ferrín es la muestra de lo que se juega quien quiera ser coherente con la ley y con su conciencia. En pocas palabras, fue condenado por intentan buscar la mejor salida para la educación de una niña pequeña, producto de fecundación artificial, cuya madre lesbiana exigía que fuera adoptada por su compañera lesbiana. El juez de familia Ferrín intentó buscar lo mejor para la pequeña pero el lobby gay no podía permitirlo: le denunció por retraso malicioso y acabó inhabilitado por 10 años.

Él escribió su persecución en un libro que retrata la administración de justicia, y la política, en la España de siglo XXI. Naturalmente, tras hundir a Ferrín y cobrar la multa que les fue impuesta, las dos lesbianas ya se han separado y la niña está siendo educada, por decir algo, sin padres.

Y lo peor fue que políticos y jueces cristianos, cobardones y vergonzosos, se revolvieron con saña contra Ferrín. Mención especial ofrece el caso de Juan Martínez Moya, presidente del Tribunal Superior de Justicia de Murcia. Fue la puntilla de Ferrín, cuando, en lugar de defender a un juez con experiencia y coherencia, le espetó aquello de que "un católico no puede ser juez de familia".

Ahora es Moya quien aspira a ser vocal del Consejo General del Poder Judicial, el máximo órgano de Gobierno de la judicatura, naturalmente por el Partido Popular. Al dejar tirado a Ferrín ya ha hecho méritos. Como fue el Gobierno Rajoy, en concreto, el actual ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón -el mayor otorgador de indultos a abogados amigos, violadores, narcotraficantes y delincuentes varios- quien le denegó el indulto al juez Ferrín. Podían haberle llamado clerical y eso es algo de lo que el señor Gallardón se cuida mucho.

Ferrín ha sido un mártir de la coherencia. Ojalá tenga muchos imitadores.

Eulogio López

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