Pasado ya bastante tiempo y contemplado desde la distancia, observamos que en España nació un Gobierno, allá en el 2004, viciado, carente de los más elementales principios éticos, sin el menor pudor por tomar el poder después de un sospechoso atentado terrorista, cuya autoría material conocían mucho mejor que las propias fuerzas de seguridad que lo investigaban.

Sr. Director:

Cualquier persona o colectivo que tuviese un mínimo de honorabilidad y dignidad, hubiera actuado como Esperanza Aguirre tras las elecciones a la Comunidad de Madrid, cuando el incidente del tamayazo, mucho menos grave que el 11-M, que pidió la repetición de aquellas elecciones, porque no quería obtener la Presidencia en una situación de irregularidad.

No voy a insistir en las sospechas que todos tenemos, sin que lo podamos probar, de quienes instaron a ejecutar aquel criminal atentado; pero sí reputamos la evidencia de los que fueron agraciados con el mismo. También estimamos que está muy claro, por simple lógica, los que pusieron su ingeniería terrorista al servicio de unos radicales islamistas. Pero, sobre todo, quiero poner de manifiesto la inmoralidad y vileza de los que lo utilizaron en su provecho.

¿Qué se puede esperar de ellos? Pues nada más que muerte (aborto, eutanasia, memoria histórica), sectarismo (adoctrinamiento, desprecio a las familias, recorte de libertades, gaynomio), corrupción (cientos de ayuntamientos perversos gobernados por ellos y dispendio con dinero público en el propio gobierno y en sus Comunidades Autonómicas), desprecio (mentira, manipulación, enfrentamiento), todo ello sostenido con una magistral demagogia y el control de jueces, medios de información y enseñanza.

Pablo Delgado Escolar

padel@telefonica.net