El secretario de UGT, Tomás Blanco, ha dirigido una carta abierta a Jesús Vesperinas. La dirección advierte: hay que reducir costes en Telefónica de España, convertido en el punto más débil de todo el Grupo.
Telefónica, la primera compañía española por número de empleados, se encuentra en plena negociación para la renovación de su convenio colectivo, el documento marco que regula las condiciones de trabajo, derechos y garantías de sus 38.000 empleados en España.
Sin embargo, lo que parecía una prórroga evidente y beneficiosa para todas las partes (sindicatos, plantilla y empresa) ha quedado en suspenso por la oposición del histórico líder de CCOO en la compañía, Jesús Vesperinas, con más de 20 años de trayectoria al frente del sindicato, que se ha negado a firmar la renovación de las actuales condiciones ante el estupor y la ira de sus propios afiliados y de los de la otra organización mayoritaria, UGT.
El secretario de Comunicaciones de este sindicato, Tomás Blanco, acaba de remitir a Vesperinas una carta abierta en la que manifiesta su desconcierto por la actitud de líder de Comisiones en la negociación de la prórroga del convenio, que hubiera sido, afirma Blanco, tremendamente positiva en el momento económico actual. De hecho, la inmensa mayoría de la plantilla, incluidos los afiliados de CCOO, suspiraban por lograr la renovación del convenio 2008-2010 tal como estaba, en las condiciones laborales que se habían logrado en la negociación anterior, lo que hubiera supuesto un largo periodo de tranquilidad, unos cinco años, para la plantilla española de la operadora.
La renovación del convenio colectivo hubiera llevado aparejado, de haberse logrado el acuerdo, un expediente de regulación, pactado y con garantías superiores a las anteriores, que los sindicatos interpretaban como un mal necesario y que hubiera satisfecho las demandas de todas las partes y, sobre todo, gran parte de la plantilla, que suspira por un nuevo ERE similar a los anteriores. En ese hipotético ERE, que según fuentes del proceso nunca llegó a estar realmente sobre la mesa -aunque todas las partes lo querían- pero sí era una hipótesis de la que se habló en la negociación, hubiera afectado aproximadamente a un 10% de la plantilla, unos 3.500 trabajadores, y hubiera mantenido las condiciones de los anteriores: voluntariedad, no discriminación y universalidad. Unas condiciones que no hay garantía de que puedan repetirse en procesos similares, dada la actual coyuntura económica. En otras palabras, que más que de ERE estamos hablando de prejubilaciones y bajas incentivadas, a partir de los 52 años.
Telefónica, cuyos resultados como Grupo continúan capeando el temporal y cumpliendo las previsiones y compromisos con sus inversores, se resiente, sin embargo, en España de la crisis de consumo, y ha visto cómo, en sus últimos resultados, correspondientes a los primeros nueve meses de 2010, los ingresos de la empresa matriz caían más de un 4% por un casi un 8%% el OIBDA.
A esto se le suma el proceso de integración de los negocios fijo y móvil que ha encarado Telefónica en los últimos años, y que ha dado como resultado la duplicidad de determinados puestos de trabajo. Todas estas circunstancias hacían razonable poner sobre la mesa un nuevo ERE con condiciones positivas para los trabajadores que abandonaran la compañía y con todas las garantías para las condiciones laborales de los que permanezcan.
No olvidemos que Telefónica de España se ha convertido en el problema del Grupo y que Alierta quiere reducir costes. En ese escenario, la postura de Vesperinas ha dado un vuelco a la situación y ha dejado, como le recrimina Tomás Blanco en la carta a la que ha tenido acceso Hispanidad, a la plantilla en una situación extremadamente complicada. El nuevo convenio, lamenta UGT y también buena parte de CCOO que no se siente representada por la postura del secretario general, y ya no mantendrá las condiciones del anterior, sino que habrá de ser negociado desde cero, diseñado y adaptado para el escenario económico actual, en un momento en que todo corre en contra de los trabajadores, como afirma Blanco.
Las tensas relaciones de Vesperinas con el secretario general del sindicato a nivel nacional, Ignacio Fernández Toxo, e, incluso, la proximidad de elecciones sindicales, podrían estar detrás del enroque personal del líder de CCOO en Telefónica.
Miriam Prat
miriam@hispanidad.com