Desilusionado por su experiencia política en el Partido Liberal inglés, comentaba Chesterton que, a pesar de los pesares (especialmente de la corrupción de los liberales de Lloyd George), seguía creyendo en el liberalismo pero "añoro aquellos felices tiempos en que también creía en los liberales".
Del mismo modo, uno sólo sigue los pasos del maestro, comprendo que a veces haya que votar (o aceptar) el mal menor, pero "añoro aquellos felices tiempos" en que podía votar, u optar, por el bien, que siempre es mayor.
Quizás porque el mal nunca es menor, salvo por comparación, y quizás porque, conformarse con lo menos malo no deja de resultar pusilánime.
Además, la persistencia en aceptar el mal menor genera melancolía, y la melancolía es el mal de nuestro tiempo.
Eulogio López