Christian Bale, el inolvidable niño de El imperio del Sol, vuelve a meterse en la piel de un lunático tras su brillante actuación en  American Psycho.

 

Sin duda, están ante el proyecto más interesante desarrollado, hasta el momento, por el productor español Julio Fernández, primer ejecutivo del grupo catalán Filmax.

 

Basándose en un guión de Scott Kosar, el director Brad Anderson (Próxima parada Wonderland) realiza un interesante estudio sobre el viaje a la locura desencadenado por un fuerte sentido de culpa.

 

Con una estética que recuerda a El Club de la lucha, El maquinista narra la historia de Trevor Reznick, un  operario de una máquina en una factoría industrial, afectado de insomnio desde hace un año. Esta situación le ha sumido en un horrible deterioro físico y mental. Tras un accidente en el trabajo, en el que Trevor se ve involucrado, se siente en el punto de mira de todos sus compañeros. Tan sólo encuentra algo de reposo en la compañía de dos mujeres: una vulnerable prostituta y  una bella camarera, madre de un niño de corta edad.

 

Brad Anderson ha hilado una intriga psicológica terriblemente negra que, sin embargo, es capaz de atraer la atención del espectador, que se ve sumergido en el ambiente claustrofóbico y de pesadilla que vive el protagonista de la historia.

 

Merece la atención destacar dos aspectos. En primer lugar, la magistral actuación de Christian Bale, que perdió 26 kilos para encarnar al personaje principal. Su aspecto cadavérico es dramático en las escenas en las que le vemos con pocas prendas de  ropa. El otro apartado importante es que la película se rodó prácticamente en su totalidad en nuestro país, en la ciudad de Barcelona.

 

El maquinista no es una película apta para el gran público pero sí para los cinéfilos que quieran contemplar propuestas diferentes, y arriesgadas, de cine español.