Cada número, un ministro, por lo menos. Escritura Pública, la revista del Consejo General del Notariado, se ha convertido en el ariete de la progresía. Dirigida por la consuegra de SM el Rey, Ana Togores, madrastra de SAR Doña Letizia Ortiz. Los ministros se desviven por salir en sus páginas y El País por amplificar sus campañas. A la progresía le viene de madre que un colectivo tan rancio como los notarios le proporcionen la percha de la que colgar sus campañas. Fue Ana Togores, y el inefable presidente del colegio, José Aristónico García (no, no es una broma, es su nombre) quien abrió la veda a favor del matrimonio gay. Sólo por casualidad, Aristónico (no, no es una broma, como creo haber dicho antes) es uno de los notarios favoritos de Jesús Polanco y sólo por casualidad, el informe de la revista fue rebotado y expandido en la portada de El País. A partir de ahí, Zapatero ya tuvo el camino despejado.
También por simple casualidad, los notarios, que libran una batalla eterna contra los registradores (sí, la sociedad puede prescindir de ambos cuerpos sin temor) se ha alineado con el Gobierno Zapatero, que no deja de ser el mismo Ejecutivo que está fastidiando a los registradores, con el morbo añadido de que el registrador más conocido del país es Mariano rajoy.
Pero volvamos a mi revista de cabecera. En ella, Togores cuenta con la aportación del ministro del Interior José Antonio Alonso, quien asegura, sin que nadie le haya visto beber alcohol, que hemos hecho un esfuerzo extraordinario por mejorar los medios en la lucha contra el terrorismo internacional. No es cola, figura en portada de Escritura Pública. No hablamos de ETA, o de una célula de Al Qaeda en España: sino del terrorismo internacional. Para ser de León, no está mal.
La cover de la revista, lleva por título El derecho de la Familia, a debate. La imagen que ilustra el mensaje es el de una familia de tres generaciones, cuyo líder exhibe rostro y posturas rayanos en la idiocia. Pero no debemos dejarnos llevar por la primera impresión. Las revistas se han hecho para leer, no para mirar, o al menos eso creo. Y la moraleja está clarísima: la ley socialista del matrimonio gay es, precisamente lo que todos estábamos esperando. Usted no lo sabe, pero es así. Por ejemplo, Escritura Pública nos ofrece el invaluable testimonio de Lorenzo Prat, asesor del ministro de justicia, y nada menos que catedrático de Derecho Civil: La Constitución no prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo, ni tampoco contiene esta prohibición el Código Civil. Una manifestación muy lograda, a fuer de ilustrativa. Y muy cierta: La Constitución, de hecho, no me prohíbe cenar en París cada día, pero es probable que tal afición resulte onerosa, aunque pertinente. Es como cuando se escucha al mismísimo Zapatero, un filósofo para España, preguntarse como es posible oponerse a una ley que no hace daño a nadie. La verdad es que las leyes no se hacen para no hacer daño a nadie sino para hacer bien al mayor número de gente posible, Pero desde su condenada lógica, tiene toda la razón: la homosexualidad sólo hace daño al que la practica, y en salva sea la parte.
Como Escritura Pública rebosa pluralismo, también nos encontramos con la aportación del asesor jurídico de Izquierda Unida, José María Gonzalo : abrir el matrimonio a las persona del mismo sexo, lejos de destruir la institución-familiar, supongo- la refuerza. Imposible glosar tal declaración, pero en cuanto consiga saber cómo refuerza a las familias se lo cuento, vaya que sí. Pero, como creo haber dicho antes, Togores es una pluralista incontestable, por eso ha dejado un hueco para el centro reformismo del PP que, por boca de su diputado José López-Medel, de profesión librepensador, concluye que la cuestión de la adopción por parte de parejas homosexuales no está clara, ya que existen expertos que consideran que no es una situación idónea. Incluso, don Jesús, hay expertos, y hay inexpertos que consideran que es una barbaridad tan faraónica como las obra de Madrid.
Pero el estilo es el hombre y también la institución. Por eso, al final, la verdad siempre resplandece. Y así, el notario José María Navarro Viñuales, en una brillante combinación de la ley del matrimonio gay con la del divorcio Express, otro logro socialista, concluye que el divorcio y la separación amistosas o de mutuo acuerdo deberían poder decretarse no sólo por vía judicial, sino también notarial. De esta manera, se podría ayudar a descargar de trabajo a jueces y tribunales. ¡Ahí le duele! El abnegado espíritu de servicio de la nueva progresía notarial no puede sino correr en socorro de una judicatura agobiada de trabajo para poder aportar su función y girar su factura. Servicio y facturación, compromiso social y caja abierta, algo así como los dos mandamientos del notariado. Ahora sí, el notario del siglo XXI: progresía, emparentado con la Monarquía, profesional, esto es, de pago.
Pero en este número, la Togores aún nos tenía reservado otro regalo : dos por el precio de uno. Tenemos ministro, tenemos matrimonio gay e incluso tenemos, otra campañita de Escritura Pública, el Debate sobre la nueva ley de reproducción asistida. No les voy adelantar a quien apoya Escritura Pública. Lo dejo para una próxima entrega: quiero que sea una sorpresa.
Eulogio López