Sr. Director:
Estimado Sr. Centeno:
Al hilo de su artículo del 22 de octubre de 2008, titulado "EL MAYOR EXPOLIO DE LA HISTORIA DE ESPAÑA" quería comentar que si bien es un excelente título para un escrito, por cuanto tiene de sensacionalismo y capacidad para centrar la atención en el contenido, es inexacto en cuanto a que se trate del mayor expolio sucedido en España.
Creo que ese dudoso honor se lo merece el proceso llevado a cabo durante el siglo XIX y principios del XX, que se conoce como desamortización, durante el cual fueron robados por el Estado a sus legítimos dueños "el 39 por 100 de la superficie del Estado", principalmente a la Iglesia y a los campesinos, ya que a la nobleza no tuvieron capacidad para doblegarla a tal extremo.
La supuesta necesidad -alegada por distintos economistas que no ven, o no quieren ver, la parte meta-económica (política, y de enriquecimiento ilícito de clases y Estado emergentes, y otras, como el anticatolicismo militante), ocultándola y adjetivándola de liberal- de que era preciso que el Estado se apropiara de las tierras de manos muertas, era y es absolutamente falsa.
Para liberar los bienes en manos muertas habría sido suficiente con legislar que dichos bienes fueran titularizados y sujetos a impuestos, así como hacer legal su compra-venta, doblegando la voluntad de testador (si fuera el caso, quizás con una moratoria de varios años); para que así el pago de impuestos asegurase su rentabilidad al Estado y forzase a poner en producción las tierras que no lo estuvieran, o su venta para hacer frente a las deudas fiscales.
Es decir, un proceso similar al que se siguió con la nobleza terrateniente, a la que además se sumó la eliminación del mayorazgo, lo cual no era necesario en el caso de congregaciones eclesiásticas o ayuntamientos campesinos.
Además la expropiación nunca se puede hacer en justicia mediante el robo, sino pagando un justiprecio.
Se incluye como Anexo 1 un excelente artículo de Ismael Medina en el que, además de agudas comparaciones económicas de la Transición con la situación actual, cita el expolio de Rumasa y lo relaciona con las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz.
En el Anexo 2 se comenta un artículo sobre la historia de las desamortizaciones españolas, cuya conclusión es muy realista y alejada de los idealismos ideológicos al uso: "la enajenación de propiedades municipales trajo consigo el empeoramiento de las condiciones de vida del pequeño campesinado, privado del uso y disfrute de los antiguos bienes del Concejo.
Además, el impacto de la desamortización en la pérdida y el expolio de una gran parte del patrimonio artístico y cultural español fue, asimismo, importante.
A. García
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