La traslación cinematográfica de El Médico, una novela de Noah Gordon, publicada en 1986, que ha conseguido récords de venta como cualquier best-seller literario contiene aciertos y fallos.
El Médico sigue los pasos de un humilde huérfano londinense quien, en el lecho de muerte de su madre, descubre que tiene el don de percibir si el final de una persona está cerca. Convertido en el ayudante de un cirujano-barbero, pronto su verdadero interés por la sanación de enfermos le llevará a plantearse viajar hasta Persia para estudiar junto con el mejor médico de la época: Ibn Sina. Pero, para sobrevivir en esa peligrosa travesía por países árabes, deberá esconder que es cristiano y hacerse pasar por judío… El Médico se desarrolla en plena Edad Media.
Con bastantes libertades sobre la novela de Gordon, El Médico tiene a su favor que consigue transmitir el ansia de conocimiento que anida en el protagonista y las amenazas que le rodean por querer saltarse algunos límites cercenados en su época (como explorar el cuerpo humano por dentro). Como sucede con el best seller literario, esta película resulta entretenida, a pesar de su larga duración, porque cuenta con un protagonista atractivo, se suceden un sinfín de aventuras y hay una bonita historia de amor, a lo que hay que sumar que está bien rodada y cuenta con una acertada puesta en escena. Pero, como también ocurre con el relato literario, El Médico cae en los habituales tópicos sobre el oscurantismo de la Edad Media y, en su arranque, resulta algo sórdida.
A pesar de ello puede agradar a los que vayan al cine a contemplar películas que son puro espectáculo y entretenimiento.
Para: Los que leyeron el libro y quieran ver su traslación al cine aunque se haya hecho con muchas libertades