De unos años a esta parte no hay mes que no llegue a la cartelera algún estreno que tenga como eje el matrimonio (La boda de mi mejor amigo, Bodas y prejuicios, Planes de boda etc) La gran mayoría son comedias frivolonas, más o menos afortunadas, que se detienen más en la forma que en el fondo, vamos, que no tienen nada que ver con la profunda Casomai-Comprométete que llegaba a España hace un par de semanas (y que realmente indaga en los peligros que acechan a cualquier pareja que se tome en serio el matrimonio).

 

El mejor día de mi vida recuerda, para entendernos rápido, a la británica Cuatro bodas y un funeral, pero en versión franco-belga. Pero  todo en su  desarrollo es  vulgar: abunda la grosería  y el humor de sal gordaY es que queda chachi-superguay y supermoderno reírse del matrimonio y el compromiso que supone en la vida de cualquier persona dar ese paso. Resulta más divertido hacer bromas (de bastante mal gusto) con todos los aspectos formales y poco importantes que rodean a ese sacramento que une a un hombre y una mujer.

 

Conclusión, y para no extendernos, El mejor día de mi vida no es  ni novedosa, ni chispeante, ni divertidaes un pequeño rollo sin pizca de gracia.

 

Para: Los que crean que el matrimonio es un hecho social donde lo importante es celebrar una ceremonia llena de invitados.