Pese a su dependencia de generación eléctrica subvencionada, lo cierto es que los resultados de Endesa durante el primer trimestre han resultado positivos. Sobre todo porque los ingresos crecieron un 6,7% y esa es la primera necesidad de Endesa. Así, el beneficio de explotación crece por encima del 9% e Iberoamérica empieza a dejar de ser una pesadilla.
Sin embargo, Endesa continúa siendo una empresa demasiado endeudada. El peso de la deuda provoca que el beneficio bruto se reduzca un 13% hasta los 1.394 millones de euros. Prueba de ello es que la reacción del mercado a estos resultados no ha sido mala.
Ahora bien, el problema del grupo que preside Manuel Pizarro continúa: necesita afrontar grandes inversiones para mejorar su red de distribución y para adaptarse a Kyoto, pero parte de un endeudamiento fuerte.