No lo digo yo, lo dice el cardenal Alfonso López Trujillo, presidente del Consejo Pontificio para la Familia, el mismo que provocó las iras de la BBC por afirmar que los preservativos no preservaban del sida, al menos no siempre. Y es que la verdad siempre resulta molesta. Pues sí, dice el cardenal colombiano que entre el aborto, la píldora RU-486, la píldora post-coital (de la que hasta los propios laboratorios reconocen que es abortiva o puede serlo) y la crueldad de los embriones congelados (lanzados a la aniquilación cada 5 años, como ocurre en la legislación británica) es como si toda Italia, 55 o 60 millones de personas, desaparecieran cada año... lo que nos conduce a un desierto moral, a una exterminación programada.

Trujillo afirmó esto durante su estancia en Murcia, donde presidió el Congreso Internacional Educación y Familia. Con sus afirmaciones pasa algo parecido a lo que dicen los argentinos: No te estoy insultando, te estoy informando.

Pero hay algo más, que afecta directamente al mundo hispano. Trujillo, de procedencia colombiana, no tiene muy buena opinión de lo que ocurre en el mundo hispano, y denuncia lo que está sucediendo en países como Argentina, Chile, Perú, Venezuela y México, donde los Parlamentos, deprisa y corriendo, están aprobando leyes homicidas de todo tipo. Y a veces no son ni Parlamentos, sino centros de salud que comienzan a repartir, por ejemplo, la abortiva píldora post-coital.

Aún más irritante resultan las comparaciones, aunque en este caso son bastante esclarecedoras. Así, Trujillo consideró muy positiva la evolución del derecho a la vida en Estados Unidos, donde se está dejando de apoyar la contracepción desde el Estado. Además, los libros norteamericanos sobre familia están creando un ambiente a favor de la vida.

Asimismo, Trujillo habló del nuevo libro de Nicolas Sarkozy, el nuevo jefe de la derecha francesa y adversario del actual presidente, Jacques Chirac, La República, las religiones y la esperanza. En ese volumen, el laico Sarkozy afirma que sin un lugar para las creencias, no puede hacer democracia.

Eso sí, antes que tarde, Trujillo está convencido de que se va a evitar esta hecatombe humana.

Eulogio López