Sr. Director:
Ante las continuadas acciones del terrorismo yihadista y el llamamiento a los líderes religiosos musulmanes para que detuvieran el terrorismo yihadista resulta obligado preguntarse hasta qué punto estas iniciativas islámicas de signo religioso contrario, son suficientes para erradicar el yihadismo, denunciado como la mayor amenaza contra la seguridad de sus Estados.
Muy al contrario, el presidente de Turquía, Erdogan, a pesar del millón y medio de refugiados sirios e iraquíes acogidos junto a sus fronteras, así como su pertenencia a la OTAN, no ha tenido inconveniente en criticar estos días lo que considera una corriente de islamofobia en el mundo occidental, así como la intervención extranjera en Irak y Siria.
Lo cierto es que el dividido mundo islámico todavía no se ha movilizado lo suficiente, más allá de las palabras, para detener el avance terrorista. Mientras, las atrocidades del llamado "Estado Islámico" se extienden por diversos países africanos, en especial en la cercana Libia, donde nuestro ministro de Asuntos Exteriores ha advertido ya de la necesidad de intervenir militarmente, ante el riesgo de que el Mediterráneo se convierta en un mar de sangre.
Enric Barrull Casals