Se acabó, ya hemos vuelto a lo de siempre, a lo mismo, a sentirnos menos españoles y más catalanes, vascos, gallegos, etc. La política si es que se le puede llamar política a lo que hace el gobierno ha vuelto a enrarecer el ambiente de España que había sido tan claro, tan alegre, tan feliz durante ese tiempo del campeonato de fútbol.
Durante esos días dejamos aparcados en la cabeza, nuestros problemas y el corazón aunque no nos guste el fútbol -a mi me gusta- era el motivo de nuestra alegría y el orgullo de sentirnos españoles.
Algunos dirán pues vaya un motivo, de acuerdo, pero cuando se tiene a un hombre íntegro y perfecto profesional, sereno en todo que ha hecho lo que debía, al frente de 23 hombres también íntegros y perfectos profesionales, nuestra reacción de orgullo es lógica y normal, estamos tan poco acostumbrados al juego limpio y al amor a España. Banderas españolas en los balcones, cuánto tiempo hacía que no se oía el nombre de nuestro país de manera tan continúa El mundo se pintó de rojo y amarillo.
Pero, ya pasó todo, hemos vuelto al más de lo mismo. Zapatero con sus mentiras de siempre, la oposición haciendo lo que puede que es poco y el pueblo soberano sufriendo las equivocaciones de todo tipo de quiénes tendrían que desvivirse por hacernos la vida más fácil y no más complicada. Valiente estado del bienestar.
Eso sí la ley del aborto sigue adelante, la política sigue dándonos asco, porque no se arregla nada y mientras España siga capitaneada por Zapatero nada podrá arreglarse, porque el presidente no manda, Zapatero obedece y dice y hace lo que le manda su jefe de la logia. Hubo épocas en España, concretamente el siglo XIX que no se comprendía la política, el gobierno hacía cosas absurdas y sin sentido o dañinas para el país, la misma pérdida de las colonias con los famosos libertadores fue el fruto de la masonería de un lado y otro del Atlántico, los españoles se preguntaban ¿pero que está pasando? Y no era otra cosa que los masones destruyendo a España y los valores cristianos o simplemente decentes de la sociedad.
Ahora, pasa igual, pero han llegado más lejos y más descaradamente. Esto, no es un gobierno de izquierdas ojalá sólo fuera eso. Si nuestro presidente no tuviera las espaldas resguardadas, no podría sentirse tan seguro, ni tan prepotente, ni hablar como habla, pero no le arriendo las ganancias, tiene que sufrir en el fondo porque sabe que el poder que tiene es prestado y porque sabe que ha perdido algo muy importante para un hombre, la libertad, es el menos libre de los españoles.
Piedad Sánchez de la Fuente