Veo en la tele un reportaje sobre los veinticinco años de la caída del Muro de Berlín.
Y la noticia se trata como si, en efecto, aquello hubiese sido una caída, sin esfuerzo alguno, de puro blandito, como fruta madura. Pero en absoluto fue así. Durante el reportaje apenas se explica el por qué y por quiénes se levantó aquel muro. Parece que al igual que en su momento... cayó, unos añitos antes... brotó, como un hongo alargado en medio de Berlín. Se apoyaba documentalmente el reportaje en algunas de las escasas imágenes en blanco y negro filmadas en los años más duros, pero evitando las más desagradables de quienes intentando huir, acababan ametrallados o enganchados violentamente entre las alambradas. Porque el reportaje acababa al final diluyéndose hacia una conclusión lúdico festiva de cantantes y grupos que cantaron al Muro o desde el Muro. Todo muy guay.
Cuando finaliza no recuerdo referencias explícitas al horror de lo que significó la ideología homicida comunista que levantó aquel engendro y rompió en dos a Europa. El programa era de TVE, cadena pública que, si no estoy mal informado, depende bastante del color de cada Gobierno.
El Gobierno actual es del PP, con mayoría absoluta, un partido que no parecía estar comprometido con el silencio cómplice de otros, sobre los crímenes del comunismo. Pero tras lo visto, se comprende mejor el crecimiento de un partido como Podemos, apoyado por intelectualitos y jóvenes que seguramente se sonríen cuando oyen acusaciones de tendencias filocomunistoides. Y es que -lógicamente- se preguntarán: ¿Y acaso es malo simpatizar con una ideología tan libre, humanitaria y constructiva como la comunista
Miguel Ángel Loma Pérez